El Fuego - Su historia-Parte 1
Se ha hablado largo y tendido en esta página sobre la pirotecnia y la pólvora de forma general, pero siempre acostumbra a quedar en un segundo plano el elemento básico que posibilita estos espectáculos que estamos acostumbrados a ver: el fuego. Es por eso que en este artículo, que estará dividido en dos partes, me voy a centrar en él. La primera pretende haceros reflexionar sobre él mediante una aproximación más histórica, de su importancia y simbología, adoración y significados y en la segunda daros a conocer un tipo de tradiciones de origen precristiano que todavía hoy se mantienen en que el fuego, sin aditivos de ningún tipo, es el único y absoluto protagonista y que bien podrían ser un ejemplo vivo de cultura del fuego primitiva de la que desarrollaría cuanto conocemos.
Las primeras culturas
Para valorar la importancia del fuego es necesario trasladarse a las primeras civilizaciones, aquellas que todavía no habían aprendido a crearlo y controlarlo pero que, seguro, debían quedar fascinados a la vez que aterrados ante su poder devastador. Pero el fuego no sólo era fuente de destrucción, sino también de vida, y poco debieron tardar en entender la importancia que tenía e intentar robarle el fuego a la naturaleza, utilizarlo y manipularlo para sus propios fines.
Es precisamente a partir de esta dicotomía vida-muerte / construcción-destrucción que conllevaba el fuego por la que se le fue dando una connotación divina. Y es que ese fuego que destruía hogares cosechas, ciudades, personas... cuando se descontrolaba, también era aquél que les protegía de los depredadores, o aquél que, sobretodo durante el invierno, cuando los días eran especialmente cortos y hacía frío, proporcionaba el calor necesario para vivir, la luz que no se tenía cuando la noche caía e incluso reblandecía y daba sabor a los alimentos, suponiendo un punto de inflexión en la evolución cultural humana y cambiando por completo incluso el modelo de vida al poder iluminarse en la noche.
Simbología y adoración al fuego
Así, en sociedades creyentes y en que la idea de dioses bondadosos pero a la vez castigadores estaba ampliamente arraigada, el fuego se alzaba como un elemento ideal para representar ambas posturas.
Realizando un repaso a aquellas más influyentes en nuestro territorio... y que tenían una cierta relación con el fuego, debemos destacar:
Las culturas prehelénicas, en las que si bien el culto al fuego como tal no estuvo extendido, sí se sabe de un culto poderoso al sol, una relación prácticamente racional, al ser un ente omnipresente, de gran poder y que influía fuertemente en la vida de las personas. De hecho, a lo largo de la historia, se contarán innumerables dioses del sol así como representaciones o relaciones de aquello divino con el sol y asociaciones constantes entre éste y el fuego ya que ambos eran fuente de calor
Un ejemplo de ello lo encontramos en la tradición celta, Belenos era dios no sólo del sol sino también del fuego y de la medicina. Se incluye esta última como extensión de la idea de “fuerzas renovadoras” que tenían los otros dos. Aparece por primera vez el fuego en relación a los dioses, el cual tenía carácter sagrado e igual que sucedería con los romanos, un apagón de un fuego era indicador de que una desgracia se avecinaba.
Sobre los íberos poco se sabe, pero con esa misma idea de renovación y purificación, que compartían con los celtas, incineraban a sus difuntos.
Los Fenicios regresaban a la idea del sol como centro de sus creencias, siendo El el nombre que recibía su Dios Supremo, el más importante de todos y relacionado directamente con el sol y la gestión del tiempo. El decidía si los días serían largos, cortos, daba luz o la quitaba, etc.
Curiosamente, griegos y romanos no siguieron esa tradición de culto al sol (al menos no de forma destacada), si bien, tuvieron sus propios dioses del fuego: Hestia/Vesta, relacionadas con la parte más positiva del fuego, su sentido ceremonial, su calor, y a su vez de necesidad de mantenimiento. Tal fue su importancia en Roma que Vesta se convirtió en la protectora de la ciudad. Cabe destacar además que, según la mitología, se mantuvo pura y virgen y que, el fuego de la ciudad, que representaba a la diosa, se consideraba que aseguraba el bienestar del estado, de forma que si este se apagaba se entendía que grandes tragedias se sucederían. Es por ello que las vestales (las sacerdotisas de la diosa Vesta), debían cuidar permanentemente el fuego y, de apagarse, la culpable era condenada a un entierro en vida. A su vez, Hefesto/Vulcano simbolizaban, en cierta manera,la parte más negativa del fuego: el fuego salido de la tierra, capaz de maleabilizar el metal que posteriormente en su fragua era convertido en armamento.
No sé que opinareis, pero desde mi punto de vista, se debe entender la mitología no tanto como una religión sino más bien como una representación de la sabiduría, las creencias e inquietudes de la época. Así no es de extrañar que varios pueblos considerasen sagrado este elemento o que incluso los romanos controlasen de forma tan tajante el fuego, llegando a matar por no cuidar bien de él, y es que su importancia era máxima para ellos sin contar que los descuidos podían salir muy caros (véase el gran incendio de Roma, por ejemplo). Y además de esto, la otra gran relación que siempre se ha hecho con el fuego es la de su poder de renovación y purificación (de ahí la pureza de Vesta o el hecho de que los íberos incinerasen a sus difuntos). El fuego es capaz de reducir los cuerpos a cenizas, de llevárselos de este mundo y además, tiene fuerza transformadora: reblandece la carne, maleabiliza el bruto metal y consigue que de ello se extraiga algo fino y de utilidad. De ahí esa idea, que será una de las más utilizadas por la religión. Así, por ejemplo, el catolicismo quemó durante siglos a brujas e infieles, en un intento, en el fondo, de transformación del alma y no sólo de muerte.
De hecho, el catolicismo, si bien no será hasta el siglo IV cuando acepte el uso del fuego como ofrenda a la divinidad ya que lo consideraba una práctica pagana, acabará por integrarlo y mantener las ideas que ya existían hasta ese momento, realizando una reinterpretación de alguna de ellas: se quedará con la idea de fuego purificador como acabamos de ver, mantendrá su carácter sagrado (el Espíritu Santo llega en forma de lenguas de fuego y el mismo Dios se aparece en un arbusto en llamas) y además, reforzará la idea de su poder de representación de la divinidad y la fe por la luz que desprende, por la capacidad de permitirnos ver donde parecía no haber nada y por la relación de la oscuridad con el infierno situado bajo tierra.
Ya para acabar os animo a dos cosillas, en primer lugar que penséis a qué tradiciones me refiero, algunos las conoceréis muchos otros no, pero seguro que todos sabéis de alguna fiesta basada en el fuego en sí mismo, tal vez más ampliamente conocida o simplemente típica de la zona donde vivís. Y segundo, una vez vistos significados del fuego a lo largo del tiempo, que digáis con qué creéis que se relaciona hoy en día el fuego. ¿Tiene el mismo significado que antes? ¿Qué significa para vosotros?